La vida no es cuestión de puntería.

Dedicado para la personita, que me ha dado mañanas de insomnio, tardes-noches de diverción pura y una que otra noche de placer espóntaneo y tantas otras cosas que le faltan darme.
Háblaste de perfección.
No. Pero nunca trataré de encontarla, sólo contigo.
Si, para ti.


Yo soy igual que los otros.
No te engañes.
Me gustan las mujeres,
Rascarme el ombligo,
Y eructar por puro placer.

Sí, casi todo el tiempo pienso en lo que voy hacer después,
Soy precabido, qué quieres
Nunca voy a dejar de orinar la taza,
Es cuestión de orgullo, no de puntería.

Pero no creas,
A veces quisiera gritar que te necesito
Pero jamás lo vas a oír.
¿Sabías que he llorado en la oscuridad?
¿Qué tengo miedo de fallarte?
No te engañes:
Nunca he dejado de tener siete años.
Nunca he dejado de necesitar
Una madre por completo.
Nunca he dejado de verte como eres:
La mujer que me devolvió la fe,
La mujer que me reconcilió con el mundo.

Te tendré paciencia.
Ofréceme lo que eres.
Quizá algun día,
Con una frase
Con un gesto,
Me puedas demostrar, que puedes confiar en mí.