Vivo en Durango, una tierra donde no pasaba nada...
Vivo en Durango, una tierra donde el miedo tiene casa...
El infierno que se vive aquí, palidece con el de la Capilla Sixtina.

Soy un fantasma. No deseado en el cielo, condenado a vagar en la que era mi tierra.
Sientes como rompe el aire,
más no la puedes percibir.
Sólo sientes atravesar tu vientre
y te vas desangrando hasta recordar el último aliento.
Antes olvidabas tus sentimientos, fuera de ti,
y te fastidiaba levantarte a esa clase aburrida.
Ahora el miedo te tiene atrapado en un rincón de tu casa.
y la flor del patio ahora está ya marchita.
Recuerdo cuando jugaba a “Policías y Ladrones”
Yo era el malo. Tú me tenías que atrapar.
Mi caminar se hace pesado con la granada de mano aferrada a mi pecho.
La pistola ya no tiene parque... con esto me mandan a pelear?
Caminas por la calle, ya nunca será lo mismo.
Sabía que el mundo claudicaría, Sabía sería en mis tiempos.
En mis sueños veía el cataclismo,
pero nunca me pude ver, en una banqueta, rogando por mi vida.
¿Y qué diría Villa? ¿Cuánto lloraría Juárez?
¡Venga mi general, venga pa´ que vea la desgracia otra vez!
La tierra que te vio nacer, se ve cubierta de sangre y pena.
El país que un día lideraste, se esta yendo directo a la mierda.
El miedo me condujo rápidamente al odio,
éste me consume tan sutil, que no que no lo controlo más.
Algún día no te sorprendas, si te escupo a la cara.
El odio, me llevo al lado oscuro.
Camino por la calle, ya nunca será igual.
Sabía que el mundo claudicaría. Sabía sería en mis tiempos.
En mis sueños veía el cataclismo,
pero nunca pude ver, el paraíso desierto al rodar mi cabeza por el gris pavimento.

El daño que con tus mentiras
has causado. Parece indicar
que la guerra apenas comienza
y en medio nosotros, para el festín de los cuervos.
Es difícil escribir para mí,
con la espina dorsal como pluma y tintero.
Yo no pedí nacer en esta tierra olvidada.
Pero cada vez es más necesario luchar por ella.
Hace tiempo que me siento quemado y quebrantado
por dentro. Veo justicia corrupta
y señores que cultivan cruces negras.
Será la costumbre, pero no siento el miedo.
Nunca podré regresar de mi estado ambulante eterno.
Cruzado de manos te veo. Rompiendo rocas con la cabeza.
Sentarte en el acantilado mientras ves otra bala correr,
otro cuchillo entrar y otro antílope caer.
Si me puedes ver...
Si me puedes escuchar...
Si mis pensamientos puedes descifrar...
¡Donde quiera que estés!...
¡Devuélveme a Durango!
¡La tierra que solía ser!
¡Alto a la guerra... nuestra voz se alza!
Sientes como rompe el aire,
más no la puedes percibir.
Sólo sientes atravesar tu vientre
y te vas desangrando hasta recordar el último aliento.
Antes olvidabas tus sentimientos, fuera de ti,
y te fastidiaba levantarte a esa clase aburrida.
Ahora el miedo te tiene atrapado en un rincón de tu casa.
y la flor del patio ahora está ya marchita.
Recuerdo cuando jugaba a “Policías y Ladrones”
Yo era el malo. Tú me tenías que atrapar.
Mi caminar se hace pesado con la granada de mano aferrada a mi pecho.
La pistola ya no tiene parque... con esto me mandan a pelear?
Caminas por la calle, ya nunca será lo mismo.
Sabía que el mundo claudicaría, Sabía sería en mis tiempos.
En mis sueños veía el cataclismo,
pero nunca me pude ver, en una banqueta, rogando por mi vida.
¿Y qué diría Villa? ¿Cuánto lloraría Juárez?
¡Venga mi general, venga pa´ que vea la desgracia otra vez!
La tierra que te vio nacer, se ve cubierta de sangre y pena.
El país que un día lideraste, se esta yendo directo a la mierda.
El miedo me condujo rápidamente al odio,
éste me consume tan sutil, que no que no lo controlo más.
Algún día no te sorprendas, si te escupo a la cara.
El odio, me llevo al lado oscuro.
Camino por la calle, ya nunca será igual.
Sabía que el mundo claudicaría. Sabía sería en mis tiempos.
En mis sueños veía el cataclismo,
pero nunca pude ver, el paraíso desierto al rodar mi cabeza por el gris pavimento.

El daño que con tus mentiras
has causado. Parece indicar
que la guerra apenas comienza
y en medio nosotros, para el festín de los cuervos.
Es difícil escribir para mí,
con la espina dorsal como pluma y tintero.
Yo no pedí nacer en esta tierra olvidada.
Pero cada vez es más necesario luchar por ella.
Hace tiempo que me siento quemado y quebrantado
por dentro. Veo justicia corrupta
y señores que cultivan cruces negras.
Será la costumbre, pero no siento el miedo.
Nunca podré regresar de mi estado ambulante eterno.
Cruzado de manos te veo. Rompiendo rocas con la cabeza.
Sentarte en el acantilado mientras ves otra bala correr,
otro cuchillo entrar y otro antílope caer.
Si me puedes ver...
Si me puedes escuchar...
Si mis pensamientos puedes descifrar...
¡Donde quiera que estés!...
¡Devuélveme a Durango!
¡La tierra que solía ser!
¡Alto a la guerra... nuestra voz se alza!