miércoles, 29 de abril de 2009

...cuando mi mente pierde...


...y gana belleza.

Tu mano acaricia,
me salva.
De las tempestades me hace fuerte
y mi locura siempre como un Atlas,
aguanta.

Lágrimas de sol bajo la lluvia,
chispeante deseo
capricho de mar
como poder dar nombre al infinito
si en tu piel me pierdo,
si la sabia de tu pelo
marchita mi alma, centimetro y sin vida.

El papel de esclavo y amo
adorna nuestro umbral,
ráfaga de olivino, dos luceros.
Gobernando así mi conciencia
sin darme mas que escribir deseo
y transgredir palabras.


Te deseo en cada pulgada
de tu poderosa piel.
Te deseo mía como originalmete debía ser.

sábado, 11 de abril de 2009

La verdad es mas extraña que la ficción. Preludio. Parte dos.

Sentado en aquel rincón
como mosca de bar,
pidiendo el último trago.
Llevo trece, y ninguno me he tomado.

Existe un boquete en el techo.
Hoy llueve, como todos los días.
Una gota calcina lo que era mi sombrero
y el chaleco acordonado, se va deshaciendo.

Así paso las noches.
Soñando con el día,
que la tarde no me abandone,
que no me falte tu despecho.

Amargo me he convertido.
Huraño es mi nuevo nombre,
¿Qué hice de mi vida?
En verdad que no lo recuerdo.

Camino hasta llegar a aquel farol oxidado.
Doy vuelta en Desgracia.
Puedo ver el torrente de luz
que se escapa de mi pequeña choza blanca.

Aquella que vio tantas rosas
y en su regadera tardes de pasión.
Todo se marchó.
Sólo espero que alguien me lleve.
Respiro, por acción humana
el aire híbrido que transpira
a diario la pequeña casa.
No hablo de religión. Es imposible no pensar.

Aprovecho cada una de tus páginas
porque sé que no habrá más.
Cada línea delgada de tinta
porque podría ser la última.

La Luna llora mi mal camino
y la noche se hace vieja por un minuto.
El corredor está lleno de fantasmas.
Me reciben con los brazos bien abiertos.

El cebo de la vela pide a gritos
que esfumarse la deje.
Aparece un gato púrpura
se compadece con los ojos y maúlla para mí.

La lluvia es más fría que antes.
Todos mis miembros
se congelan al compás de mi silbido.
Veo mi mano negra, saludando a un ladrillo.
Si no fuera porque me falto tiempo
para decir ciertas cosas.
Si mi celda interna me dejara escapar
y tomar pastillas rosas. Y así volar.

Y no es porque estoy cansado y viejo.
Fue porque vi a Muerte.
Me dejó escribir mi epitafio.
“A veces no hay que morir
para nunca sentirte vivo”

sábado, 4 de abril de 2009

Furia.

Todo era una confución desde el primer caso, nadie tenía una explicación concreta, se le llegó atribuir a un arma biológica fuera de control, al cometa que hace pocos días pasó a unos miles de kilometros de la Tierra ó a un defecto genético masivo. La mayoría aterrada creía que el cástigo divino flagelaba y por fin el juicio de la humanidad hiba a comenzar.
No había una respuesta concreta los que quedaban sólo rezaban, se escondían, y todo era un caos nadie estaba a salvo.
Pasaban los días y poco a poco se hiba diesmando la raza humana. Los paisajes cotidianos se habían consumido a cenizas, los supermercados, las plazas comerciales, las colonias y fraccionamientos, ciudades enteras. Consumidas y reducidas a cenizas.
Cuando el mal estaba en su punto crítico y ni los religiosos ni los hombres de ciencia encontraron explicación, simplemente se resignaron huyeron y le dieron un nombre simple a la "enfermedad": el fuego.
Nadie absolutamente encontraba explicación lógica a las repentinas combustiones instantáneas en los seres vivos. Un día, sencilla y azarosamente comenzaron a arder en fuego, las personas comenzaban con una sudoración excesiva para posteriormente comenzar a arder, cual bañados en gasolina estuviesen.
El proceso era imparable y sin patrón en común. Pasaron los días y la cantidad de seres humanos vivos en el mundo se limitaba a unos cientos o unos miles, nadie lo sabía a ciencia cierta pero eran muy pocos.
Aquél hombre, tenía varios meses tratando de sobrevivir vagando de ciudad en ciudad buscando alguna noticia del mundo, pero en todos lados no había mas que partes de esqueletos oscurecidos, algunos con pedazos de carne chamuscada adheridos a los huesos.
-Muy niña para ese dolor, es una lástima, pero la vida continúa ¿no?
tu haz muerto, yo sigo vivo, no creo que te moleste que tome tu paragüas, ni creo que a tu madre le importe que tome prestado su automóvil ¿cierto?... creo que debo estar loco para hablar con un par de esqueletos, víctimas del fuego
-¡Oh! dios mío...

Capricho de la naturaleza o mera evolución...no de nosotros, si no de ella misma, que esta harta de nosotros mismos.
(después de un largo período, aquí me tienen, nuevamente y renovado, cosas en que pensar cosas que hacer, arreglar mi vida... ayudarle a mi mente).