viernes, 20 de febrero de 2009

La verdad es más extraña que la ficción.

Antes de comenzar...no soy ni un apostador, ni un pirómano, y no seré tantos otros que describiré aquí sólo, quería ponerme en sus zapatos.


Hubo una vez un hombre, existió en la tierra una mujer, ambos desconectados del mundo paralelo a éste.
El azar del destino o el día en que los demonios se juntaron. De echo, hoy en día desconocen ambos, la forma en que pudieron dar el uno con el otro.
En esta historia de amor la tecnología influyó, muestra clara de que las antiguas formas de conquista algún día desapareceran.
Claro y los dos nunca olvidarán; y recordarán a su manera lo vivido, pero la remanencia, seguirá vigente.
Un noche diáfana, ojos cansados por parte, alma vivaz y altiva por otra, nunca se imaginaron que los dos sus vidas transformarían para siempre.
Un farol que reza en la oscuridad y una sonrisa blanquesina estallaba dentro del claroscuro del plenilunio, aquellos que estaban desconectados, estrecharon un puente, con cimientos y varillas de ilusiones, arrastrando los salmones de cada uno. De desconocidos, a amigos entrañables. A confidentes y amantes.
Su plática a través del monitor fue sólo el caminar del gato sobre el fuego.
Uno como de costumbre trataría de dormir, ella por otro lado seguiría desarmando la conversación guardada en su memoria inequívoca. Lo haría para toda su vida.
Él, en un lugar gélido que emanaba calor de hogar, ella en un lugar frío como el pico más alto del planeta, y su corazón era hoguera eterna.
Lugares distintos, mismas circunstancias (o parecidas).
Una distancia considerable los separaba y el invierno hacia de su vivencia extásis matinal, pues ellos no conocían tiempo ni vislumbraban espacio remoto alguno. Iniciativa de él, antes de despedirse con pasiones encendidas, su número celular estaba de por medio, fueron víctimas una vez más de la tecnología ¿O tal vez? Mejor dicho. Víctimas de Cúpido.
Tontos enamorados, no sabían lo que el destino les deparaba...

Afortunadamente...Parte 1.

viernes, 6 de febrero de 2009

I gambler (poniéndome zapatos ajenos).

Cada vez que camino el suelo se unde conmigo. No tengo a donde ir ni quién me receba en su casa, me he quedado solo y lo último que recuerdo, que mis zapatos ya no eran míos, mu los habían quitado.
Mi esposa, ahora, tal vez y este con otor, no se fue porque ya no me quería, se fue porque fue parte de la usura, fue parte de mi vida. De mi vida ya sin nada.
Tenía un sueño en el que vivía la esperanza en cada partida, pero heme aquí, las probabilidades siempre me ganaron.
Lo admito, soy apostador, o solía serlo antes de quedarmesin nada, pues lo unico que me queda es mi alma y una corcholata oxidada. MI vida, la empeñé... no recuerdo en cuantas apuestas, ahora soy mas esclavo de este mundo y la cripta que me espera no tiene epitafio escrito, nunca lo tendrá..
No obtuve todo, pero nunca me falto nada, no era exitoso pero mi empleo nos sustentaba una sonrisa decaída en la cara.
Lo que mas me ha dolido... Volver esclavos al doble de mi sangre, a mis pequeños hijos y que mi esposa vomite sobre mi nombre cada vez que lo escuche.
Tantas veces quise ganar siempre aplasar la deuda. Fui víctima inequivoca de las probabilidades.
Quiero hacer una gran última apuesta contigo, la última mano me la juego aquí; "la mano de muerto" contra tercia de reyes. Te apuesto mi alma y esta corcholata oxidada...
A cambio de la felicidad, de la esperanza, del anhelo del mañana...



y poder seguir apostando.