viernes, 26 de diciembre de 2008

Fiebre de paz.

Caminamos y nos convertimos en estudio, sujeto al cálculo y volviendonos esclavos nuestras mismas incógnitas.
Respiro y elevo el Co2 del planeta junto con ello la probabilidad de estancarnos un poco más...
Derrumbo un sistema complejo de vida que al abrazarlo me da tranquilidad. Te derrumbo y pierdo la sensibilidad y el contacto con mi ser.
No te preocupes voltear al espejo un poco; crecer, vivir y joder, nos trasforma en estadística. En un número vólatil que el tiempo desgasta y la sociedad termina por olvidar.
La espectativa de ser silenciado hace que mi voz viaje de nuevo a la caverna olvidada de los tiempos ancestros, y me remonte a la "santa" inquisición...
Es correcto. Y yo no le hubiese arrojado sólo un zapato, si no, todos los pies descalzos mutilados de cada uno de los inocentes que mueren en la guerra por la ambición...
Tu que estás tras las rejas, te vanaglorio, aunque nunca puedas leer esta misiva, por lo que hiciste. Lo que un alma atrapada pero sin miedo haría...


¡ MENTARLE LA MADRE AL IDIOTA MÁS GRANDE DEL MUNDO !



"En un mundo donde seguir al león es supervivencia y no tener fuerza en la voz, es requisito.

La inseguridad se desvive cual atroz ramera...

Estamos nosotros, las mentes libres y sin miedo."



lunes, 22 de diciembre de 2008

Quiero nacer en algun lugar.

En un lugar donde las piedras no tienen nombre, donde se detienen por un segundo y le faltan instantes al tiempo.
En un lugar en medio de la nada, donde sus habitantes no tienen vida y cada pisada en la tierra infértil es como la huella de saliva seca.
En un lugar donde la gente es costumbre y el más perfecto desconocido termina saludandote.
Puedes ver cansancio en unos parpados arrugados y casualmente te puedes encontrar una mirada joven llena de...
Aburrimiento.




En un lugar donde mi mente crea como nunca y por vez primera las iglesias no me hablan.
Donde el adobe le pide al viento derrumbarse y mi corazón nunca más te vea.
De ahí vengo yo.
Quiero existir en un lugar donde nadie venga y que nadie me haya visto, llegar por una senda de lo desconocido.




Que la brisa regañe cada paso que, diciendo en cada soplo que ya no avance, que ya no siga más.
Y que ningún árbol quede sin tocar el cielo.
En donde el tractor cuente una historia por cada sol que cega y cada estrella que criba.
Es ahí donde quiero nacer.
En un pétalo de girasol y comer por siempre elote tatemado, a fuego lento.


Por siempre y ser libre.




viernes, 19 de diciembre de 2008

Alguien llamado Jésus.

Llegó la Luna llena
y con ella tú.
Con aire vicioso.
Absorbiendo cada gota de placer.

Me siento en aquel sillón
donde juntos solíamos retozar.
Soñar, tocando con la punta de los dedos
la bóveda celeste del fuego eterno.

Ahora te miro,
taciturno y estas muriendo.
Odio decir, pero lo vi venir.
No puedes controlar el impulso de escupir viles.

Todo ese humo que absorbiste
y ese “Dios Rosado” que bebiste
lo drenas de mala forma.
No me queda más que mirarte.
52 maneras de matar a alguien,
dos o tres se parecen
y tu elegiste la más torpe.
La más abyecta.

Quise decirte tantas cosas,
pero ahora estoy llorando.
Nada.
Todo lo dicho está. Eso era.

Como si no supiera amar.
Recolectando buenas acciones,
para la vida nueva.
Estoy aquí.

Parado junto a tu alma,
retorciendo las páginas
que un día te vieron nacer.
Ojalá y no encuentre un pasaje oculto.

¿Por qué si fuiste tan bueno,
te ensuciaste con mi mundo?
Nunca hubieras venido.
Pero una deuda aquí tenías.
¿Y qué se siente que te claven
una estaca y te deshaga los sueños?
¿Lo hiciste por amor?
Para no escupirles en la cara.

Ahora me vez desde ahí,
con un nudo en la garganta.
Que no creo en monopolios
llamados religiones, que te lucran.
Sólo en ti, amigo, sólo en ti.


Dedicado a:
P. Janeth
XD.








Recomendación de blog en la entrada: www.tyler-fightclub.blogspot.com

domingo, 14 de diciembre de 2008

Domadora de verdugos.

No, no le tengo miedo al fusil que apuntas a mi cabeza, ni miedo me da el pensar que me destrozaste el vientre a patadas,
¿Puedes reconocer mi rostro, maldito bastardo?
Mírala.
Estoy feliz, con una sonrisa palpitante.
Mullida. Y viene de nuevo el golpe. Sólo puedo escuchar mi voz y el noticiario de mañana. Estoy pérdida en mi pensamiento, sumida en regocijo. Desbordándote en lagos escarlatas... y se avecina la terna de escupitajos, y es que eres tan valiente que tu cómplice te alaba y ayuda en tu ardúa labor. Tu no tienes la culpa hijo mío.
¿Será por el frío pero ya no siento mos pies?
Será que el fuego dentro, ese demonio ¿lo has despertado?
Pedazo de mierda.
Golpea, pero hazlo con más fuerza, hasta que se me salga el hipotálamo y las entrañas. Que esta noche cenaré con los lobos. Y el último golpe no lo pudiste efectuar, no con la intensidad que querias.
No llores, hijo mío, no te derrumbes en llanto. Corre a tu cuarto. El festin apenas comienza.


Me arrodillé para hacer del suelo aliado mío, y del polvo amigo y compañero, para volver a mis raíces y no me diera asco morderlo.
Nunca lloré, en cambio sangraba para lavar la venganza que se avecinaba. Nunca grité, por que la batalla era sólo mía. Sólo mía.
Ahora has vuelto a tus orígenes, pedazo de mierda... a la ciénega que te vió nacer.
Arrastrándote por el suelo, tratando de buscar lo que alguna vez fue tu mano... Pull the trigger, señorita domadora. Tu mi adorable escopeta. No se que sigue, pero juro y te a va a doler. Juro y así tenga que darte transfusiones de sangre. Lo haré despacio y eterno. Te juro que tus células no querran ser parte de ti.

Te juro que seré por siempre domadora de verdugos.




"Tu no eres el carro que conduces. No perteneces a este mundo de mierda"- Tyler Durdeen (Fight Club)

martes, 9 de diciembre de 2008

Un instante de ti.



Sentado en la banqueta y despierto en azules colores de música, un buen jazz que alimenta el alma y una voz dulce y grave que se queda impregnada como el aroma de rosas bajo la cama.
Mi mano escribiente es temblorosa y no es de menos pues el frío quema y el invierno nos hace los huesos lentos.
Y he de confesarte que, en octubre y diciembre son los meses en los que te luces más.
Adornas a la señorita regordeta cuando las hojas se esconden y las hormigas caen para ver cada día que pasa, la dama de blanco va muriendo trayendo la promesa de algún día regresar... Y Chopin me neva con un adagio de buena suerte que se avecina, mientras veo tu obra maestro, el cielo teñido de escarlata contrastando con el jolgorio navideño y el ambiente de paz relativa que se respira.
Contemplar tu obra, maestro. Pinceladas de locura, pasión y amor infinito. Es paz. Aunque dure tan sólo cinco minutos por día y tan sólo por un mes al año.
Así, con una mano que se queja de hipotermia y un espirítu que estalla por dentro... Porque quiero dedicarte y romper tu piel con mis letras.



Creo en ella maestro, porque tu crees en mi.
Llego a pensar que la casualidad es efímera, y el que ella este conmigo, no es coincidencia.
Porque tu, gran maestre, querías que creyera en alguien y no sólo al levantar una piedra; al cortar un madero... y encontrarte a tí.
La que me reencontro con el omnipresente y enseño como pedir de corazón...
...La valkiria sin nombre.


Te podría agotar los oídos con miles de suplicas y fastidiarte con perdones...

Y que he llorado en la noche pidiéndole a Dios por quitarte tu libre albedrío... pero ese es tu derecho irrecusable...

Te puedo decir, que tendras que vivir otra vida, para que alguien te quiera y te ame como yo lo estoy haciendo...

Pero de eso, tu te tendrás que dar cuenta...

Algún día, tal vez.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Abducido.

Dejé de cavilar y me dispuse a tomar el largo camino a casa.



Un escalofrío recorre todo mi cuerpo,
escucho pasos aislados que mutilan mi cerebro.
El horripilante frío de miedo,
me maneja hasta la locura.
Al sufrimiento.

Golpeo y tropiezo.
No vuelvo a saber nada de mí.
Ya nada existe y se esfuma.
Un golpe sordo justo en la nuca.


Quiero gritar,
pero noto que la voz me ha abandonado.
No siento mi cuerpo, ni el aire para vivir.
Todo es tan confuso.

Como elefantes en el agua
y pulpos que me atacan,
pesadillas renuentes se acumulan
llenan de basura mi subconsciente.

El color escarlata de su rostro
me revela un viejo cuento
donde la muerte se avecina
y nadie hizo nada por detenerla.

Trato de mirar dentro de sus ojos enfermos,
lo único que consigo es que penetre en los míos,
Llenos de miedo y un terror inefable,
me transfiere todos sus deseos.
Crueles. Perversos.

Vomito, escupo mi hígado y grito.
Él obtiene lo que quiere.
Él sabe lo que tiene que hacer.
Mis manos tiemblan.
El final.

No.

Tiene furia en sus ojos y veneno en la piel.
He perdido toda esperanza.
¿Qué es eso? ¿Alguna vez existió?

Corre.
Desnudo desfallezco. Gano cada vez aliento.
Una calle, doble la esquina...Grita.
¡Grita!
Muere.

Pocos metros y una larga vida en el más allá.
No existe el mal, no existe el bien.
Sólo la ausencia de corazón y el deseo de saborear la muerte.